MEMORIAS DE UN SÁTIRO TÍMIDO Y POETA.
(Fragmentos)
Su mirada, 2013 Hilario Bravo Lápiz, collage y décollage sobre papel. 50 x 36 cm. |
Si este cigarrillo exhalara vapores de cianuro, si esta noche me fuera dulcemente letal… ¡ah, si esta noche pudiera daros el gozo de desquitaros, irrazonables!
¿Y si, después de todo, sátiro poeta, en esta noche obscena, horrible, inasequible, inconfesa, absurda por terrible, exquisita por informal, en esta noche, digo, paradójica, inconmovible y fatal, en esta noche de cósmica soledad, te hallasen muerto con todas estas notas desparramadas sobre el propio vientre de tus sentimientos?
Ménades de todas de mis fantasías, en noche tal rubrico, apago el cigarrillo y firmo. En noche tal, anquilosado, corrupto de vida, desertor del amor y casi humano, duermo.
Cascada, II. 2013 Hilario Bravo Lápiz, collage y décollage sobre papel. 50 x 36 cm. |
Por qué no has tenido la amabilidad de rematarme tras este segundo mazazo en el estómago, por qué no has tenido la entereza de nombrarme con la negación. Por qué aún me aferro al olor que tu crueldad ha dejado en estas sábanas arrugadas y sudadas como mi frente.
Tanta precipitación tuvo tu eterno amor que no te quedaste a recoger mis regalos.
Bien he pagado mi culpa con estas dos semanas de infierno, una noche en el paréntesis glorioso de tus piernas y de una imaginaria redención, además de las doce subsiguientes horas de insospechado y desconcertante purgatorio, para caer de cabeza en este limbo fiero e injusto al que me ha precipitado, esta vez, sí, para la eternidad, la crueldad de tu sentencia.
Pero, aunque no lo parezca, también la enorme eternidad de estas cada vez más amargas lágrimas pasará. Habré de pasarla hablando con el papel.
Natura, I. 2013 Hilario Bravo 50 x 36 cm Lápiz y collage sobre papel |
Si tuvieses la más mínima idea, Eunice, de lo que tu marina mirada ha dejado en mi corazón, comprenderías que lleve tantas horas intentando reproducir, con anilinas, el color y el brillo de tus ojos.
Y, si no, ¿Por qué a estas frías horas de una amanecida de mayo te echo tanto de menos cuando te acabo de conocer? ¿Por qué me expresaste tantas cosas y tan bellas? ¿Por qué, al amanecer, me estoy tomando este bocadillo tratando de olvidar el sabor de tus posibles besos? ¿Por qué no escribí mi nombre en tus labios? Al menos estuve, bella Eunice, durante un instante en tu retina, aunque fuese esta la imagen de un casi idiota al que miraste con tu color de ojos para licuarle el corazón.
Hermosa Eunice, capaz de hacerme rotar sobre el eje para convertirme en la diana de tu sistema solar. Pasmado, Neptuno. Necio, idiota.
Necio, V. 2013 Hilario Bravo 50 x 36 cm Lápiz y collage sobre papel |
Mucho dolor, sin paliativos. Porque cada sorbo, yerra; cada trago, sangra; cada copa, hiere; cada recuerdo, escuece; cada presencia, apuñala.
(Una copa escondida tras un bolso de color fariseo. Obscenidad significa que alguien comprenda la vulgaridad que impera).
Amores, tan maravillosos como los danzantes líquidos que se mueven en la clepsidra, como la arena que se nos escapa entre los dedos, como el agua que se quiere retener en el cesto de las castañas, aire en el saco de la vida...
Todo aquello que de ellas nos subyuga: el arco de unas cejas amañadas, la curva de un mentón operado, las líneas de una sonrisa falsa; esas miradas unas veces interrogantes, lascivas otras, siempre capciosas, nunca culpables; el engaño de una comisura, lo tuerto de un hoyuelo, el inteligente despeinado de una ceja, los cuatro brillos de dos zarcillos... Ilustre retrato de la sierpe del Génesis.
Natura, III. 2013 Hilario Bravo 50 x 36 cm Lápiz y collage sobre papel |
Me tienes tan de los nervios con tus continuadas negativas, pérfida Hipatia, que de aquellas sembradas lechugas no hago sino recoger escarolas… y es que, quien no sabe cómo se dice corva, en italiano, no sa niente della vita. Que es esta noche de yegüitas desbocadas: Largas crines, ellas. Locos, los potrillos. Hondos, los suspiros de los percherones.
Pierna y hoja. 2013 Hilario Bravo 50 x 36 cm Lápiz y collage sobre papel |
Marte estaba en el cielo y yo aquí, en la casa del rabioso infierno.
El mismo lugar, la misma hora… distinto día ¡qué sorprendente puede llegar a ser la vida! Mi cuerpo en derroche e indisoluta la noche.
¿Por qué no ve voy a casa a recordar sus besos, el tacto de sus pechos, el sabor de su flor?
A quien competa: Necio se ha vuelto a enamorar de Gracia.
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