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miércoles, 14 de marzo de 2012

CUENTAS DE CARONTE, III

DIARIO DE CARONTE
Hilario Bravo
Yo conmigo mismo. 1999
Hilario Bravo
Fotocollage

14 MAR’ 97
VANITAS

El paso del tiempo.
El paso de las hojas de un libro.
Las joyas.
Un espejo.

AETERNE PUNGIT, CITO VOLAT ET OCCIDIT

Fotografía de juventud frente al espejo.

TEMPUS AMORIS
* * *

VELTH – UR – A – TIN – NAS
BALTE – UR – A – TEAN – NAS
(Estoy sentado en las puertas del río de la oscuridad)

28 MAR' 97
Nunca fue nada tan direccional como este cometa que, al otro lado de los tejados de los gatos y tras la silueta de la higuera, nos indica el próximo milenio en el que, probablemente, tendremos que morir.


4 SEP’ 97

Todas aquellas ideas que rondan por la cabeza... se quedarán en ella como un moscón revoloteando en el espacio en sombra  de un cráneo al sol (espacio y tiempo, sombra y zumbido).
Reflejar los pensamientos ya pasados, desde los siglos, tan solo para dejar constancia de que ya han sido pensados; de que nada nuevo se siente.
Soy un saco de huesos que, arrancando sonidos lapidarios, alguien expone, en el presente, al sol.


OCT’ 98

En cambio, yo quisiera levantarme de la tumba cada diez años el tiempo justo de hacer girar una moneda tres veces sobre mi mesa, y recordar.
Pizarras de la memoria. Codicia de vivir la cuenta de los años.


18 FEB’ 99

Creo estar ya preparado para tan sólo pintar círculos y agujeros, rayas y puntos, manchas y aguadas...


23 JUN’ 99

El mundo cuenta cifras.
¡Qué tremenda grosería la cuenta de los rebaños! Todas las cifras son falsas.
Las mentes se pueblan de signos aritméticos y de abreviaturas bancarias, por todas partes los números. Hasta los cuadros se pueblan de cifras: a cada concepto, una cantidad.
Imperio del dígito cuando cuenta Caronte sus óbolos al pie de una barcaza desvencijada por una rapiña no exenta de amortización.

29 JUN’ 99

Llueve.
( ¡ Qué tristeza en el Tártaro! )
Y aunque las aguas se añadan a las aguas, todas las cuentas suman cero.

***

El poder directo, descriptivo, de la palabra escrita; el poder estético de la caligrafía.
El pensamiento sonoro y visual.
Cifras y letras en una no-literatura pintada; figuración precisa, exacta.
Pinto palabras, dibujo cifras.

17 JUL’ 99

En qué triste parcela me ha tocado labrar.


14 OCT’ 99

Una amplia nada al cruzar, de vuelta, el estuario del Tajo. Este sol plagado de niebla, tan solo una barca que permanece en oración.
Luego, los bancales y tras ellos, los molinos del retorno.

27 DIC’ 99

Lienzos que, a modo de sábanas santas, me toman las huellas de las heridas para quedar solícitamente impregnados de este ser cabizbajo y gris.
Un llanto que vitorea no tanto el dolor de las llagas cuanto la pasmosa facilidad de absorbencia que pueda llegar a desarrollar un tela;  así yazgo junto a mi sudario:

Comme au long d’un cadavre un cadavre étendu. 
                                                       Ch. Baudelaire
23 FEB’ 00

En el viaje con Caronte, más que la pesadilla de la muerte, se contempla su estupefacción. Es un tránsito, un viaje que comienza: no ha llegado la melancolía de la existencia, es más bien un estado atónito en el que sólo se aprecia la inseguridad de lo desconocido ¡Es todo tan nuevo!
No ha llegado el ansia de beber sangre de cabra, ni un recapacitar sobre la propia ausencia... solamente la sensación de lo tremendamente inmediato frente al infinito del tiempo y la angustia de la venganza –todavía no se ha pensado en que ésta puedan ser los recuerdos- frente a la rapiña del barquero.
Un sueño del que no se tiene conciencia de su interminable duración: una mancha de inexistencia.

***

Un paso que irá de las pizarras de la memoria a la pared donde dejar las huellas de la inexistencia.

17 JUN’ 00

Una espiral. Construir espirales, involutivamente. Y a cada paso, un estertor. En cada nuevo ciclo, una muda, un número.


30 JUN’ 00

Algunos Cuadros parecen tener planos-relieve, como si fueran diferentes cristales pintados uno tras otros. Relieves creados por la propia consecución de los planos en la profundidad del espacio; relieves creados a partir de planos tremendamente planos: espacio primitivo, elemental.

4 JUL’ 00

Palabras en una espiral como instantes abocados al olvido. Momentos al pie voraginoso del pasado: una espiral ya trazada es todo una biografía publicada y, por lo tanto, evanescente de un pensamiento que comienza a diluirse en la oscuridad, la crónica de una viaje terminado, un cuaderno de bitácora mordisqueado por los peces, almohada de un pulpo.
Al no existir su noción,  se acabó el tiempo en un espacio sin fin.


6 JUL’ 00

La palabra noche define una noche epicena, poca noche para Caronte.
La palabra notte no deja de describir un remanso del día, un descanso; tal vez un escarceo amoroso,  incluso en el infierno.
La palabra night comienza a tener sonoridad, pero se queda, curiosamente, en la superficie de su profundidad.
Es, sin embargo, la palabra Nacht la que mejor define el sentimiento de noche rotunda. Tiene implícito el concepto de eterna oscuridad no exento de solemne negación. Es una noche sin paliativos... y hasta sin luna.


21 JUL’ 00

La pura melancolía de las viejas fotografías, los retratos de inexistencia: yo, conmigo mismo; los dos extremos de un paréntesis:

Oú git tout un foullis de modes surannées,
Oú les pastels plaintifs et les pâles Boucher,
Seuls, respirent l’odeur d’un flacon débouché.

Ch. Baudelaire.

***

Pesadumbre melancólica  o -en palabras de Brines- esa débil nostalgia de volver a la carne (no exenta de rebelión, añadiríamos) de ser de nuevo el sueño que sufría. Porque, la misma muerte, es este ver discurrir el tiempo sol tras sol, cuando es ya casi de noche y apenas se ha tenido lo que es la intuición del vivir.
(Se extinguen las estrellas a la par que el viento tibio se lleva un raudal de plumas de ave y de ceros)


25 JUL’ 00

Las Cuentas de Caronte son un presagio, más que un estado, acotado en la frente por los arcos de las cejas como un paréntesis fatal.
No existe tanto la presencia de la muerte cuanto su certeza (ver 23FEB’00), la sumisión al no ser del rebelde encadenado en la ergástula de su existencia que busca en ciertos símbolos, en el aspecto de las manchas de humedad, una explicación a su cuenta de los días. A lo que pudo ser –pudiendo haber sido- y no fue. Es la reflexión amarga de una solemne desesperación que surge del recuerdo del esplendor sobre la hierba.

***

Pensamientos que, como facetas de una joya –azabache, más que diamante o rubí- surgen iluminando un compacto vacío.


16 AGO’ 00

Aguas, lluvias, brumas, arenas, elementos que el pensamiento transforma en relojes de arena, clepsidras, manómetros que  el sentimiento de melancolía convierte en tiempo, en pasado, en un basto presente de tristes lágrimas, en la remembranza del sonido de una campana.

É o sono da suma de todas as desilosôes.
É o sono da sintese de todas as desesperanças.
Fernando Pessoa

25AGO’ 00

No obstante lo anterior, al final, sólamente la desazonada sensación de no ser / no estar sino en una fallida involución de esta espiral a la que uno se siente encadenado como un Prometeo impostor.
Palos a la piñata de una espiral vacua.


10 SEP’ 00

La Noche es un estado permanente, nunca cíclico, pleno de angustias expresionistas a las que únicamente se pueden combatir desde el recuerdo de los pétalos de flor y de los cirios recién apagados. Tremenda melancolía del hoy tan lento y del ayer tan breve borgiano


12 SEP’ 00
DOS ORILLAS

Ante la inminente arribada a la otra orilla y en medio del cauce del río, oyendo el tintinear de las monedas en la taleguilla del barquero, un último mirar a la ribera de partida.
Dos orillas, antagonía de una inexistencia.
De una parte, la orilla de la Melancolía en la que se dibuja un paisaje compuesto por enormes manchas de recuerdos, de inexistencia, la cuenta de los años hasta la llegada a la conciencia de la sima. La abstracción de lo perdido.
De la otra, la concreción y el pasmo de la percepción de un presente que promete ser eterno como lo presagian la barca, los remos y el triste susurrar de éstos caracoleando en unas aguas tristísimas, hostiles, en las aguas desoladas, frías, negras de Brines, donde el más mínimo remolino semeja el vértigo del infinito, donde se está viviendo este momento en el que uno, con Cardarelli, está a punto de cruzar en un instante el tiempo.

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