Laura Revuelta
Piezas para interpretar en unos escenarios muy concretos situados en la línea de sombra. Así pueden definirse los últimos trabajos (esculturas y cuadros) de Hilario Bravo. Tras la presentación en el Monasterio de Yuste, pues en él se han inspirado, ahora pueden contemplarse en el conventual de San Benito de Alcántara (Extremadura).
Todo parece estar imbuido de transcendencia. Espacios limpios, a modo de desolados muros sobre los que el tiempo deja una huella, un símbolo. En la brevedad, en la economía de medios se esconde el significado de la obra de Hilario Bravo. Menos es más o «Ciencia / Esencia», como apunta el título de uno de sus cuadros fechado en 1993. Frente a esta simplicidad de elementos, que roza el límite de lo primitivo, no hay que hacer esfuerzos por comprender, basta con mirar, un ejercicio mínimo de intuición, para saber que son claves poéticas las que subyacen en la obra de Hilario Bravo. Incluso algunos de sus trabajos van acompañados o acompañan poemas, como los de Javier Alcaíns: "Interpretar / la vida como un libro / inentendible" De este verso, parece entresacar el pintor la simbología de su lenguaje. Para luchar contra lo insondable de los conceptos, quizás no quepa otra opción que dar rienda suelta a una elemental pureza. Hilario Bravo recoge sobre sus cuadros aquellos "vericuetos" de la mente y del alma tan difíciles de atrapar con las palabras de la prosa. Tan sólo la poesía se aproxime a tales enigmas.
Ara inter retia, I. 1996 Hilario Bravo Madera, ladrillo y yeso. 49 x 27 x 18 cm. |
Forma y fondo. Desde principios de la década de los noventa hasta 1996, en que viaja a Italia pensionado por la Academia de Bellas Artes de España en Roma, éstas han sido las constantes / inconstantes que han definido la obra de Hilario Bravo. Durante su estancia en Italia, experiencia que comparte con José Manuel Ciria, Rogelio López Cuenca y Luis Rodríguez-Vigil, entre otros artistas, la investigación se cierne sobre los mismos, o muy parecidos, en cuanto etéreos, vericuetos formales y espirituales.
Una vez de vuelta a su estudio de Cáceres, se trata de añadir un nuevo capítulo a la historia de su pasado más reciente. Los trabajos que agrupa bajo el epígrafe de "Opus Lucis", expuestos a lo largo de todo este año, responden a estas palabras del propio artista: "Atravesar la serranía hasta llegar al vergel de un Yuste bañado por la luz del alba puede que sea una de las experiencias más importantes de la vida, tal vez sea la vida misma especialmente si a esa luz se la pretende como símbolo, tal como pueden representar las luces del atardecer contempladas en el ocaso de esa vida". Sí añadimos el título de algunas de estas últimas piezas "Interior / tinieblas", "Camino de la Luz en el vacío", "Pasillo de Luz», "Ventana", "Corona de Luz", ya no cabe la menor duda de por cuál vía de iniciación anda metido Hilario Bravo. Entre naves de monasterios y conventos, como el de Yuste o San Benito de Alcántara (construido por Juan de Herrera y que dejó inacabado para adentrarse en su gran obra: El Escorial), la realidad difumina sus contornos, es pasto de la luz y de las sombras. En esta escenografía conventual los mensajes van directos al alma.
Blanco y Negro, 10 de Agosto de 1997
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