Maria Joâo Fernándes
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Autorretrato enfadado, 1991
100 x 100 cm |
En la pintura de Hilario Bravo es esencial la capacidad de crear un lenguaje independientemente de la expresión articulada de los alfabetos de origen latino, de independencia del concepto, de abstracción y de síntesis intelectual que presiden la relación entre significado y significante. Su dominio es de una lógica conceptual, aquella misma que pretende apurar los contenidos de esta pintura, pero en el plano de una conjunción mágica y poética de signos plásticos y simbólicos cuyo contenido significante resulta de la combinación de la propia gramática creativa que el artista produce al instante y cuyo encanto y seducción residen en una especie de aparición, en la revelación de un embrujo que todo lo comunica con una mayor o menor intensidad y que es el secreto de este lenguaje.
Podemos anotar referencias, Cy Twomly, por ejemplo, pero lo cierto es que Hilario Bravo aprendió del arte moderno, sobretodo, el gesto de libertad primitiva que lo llevó directamente al comienzo de la escritura, al balbuceo de los primeros signos envueltos ahora en su aura mágica, especie de halo que protege y anuncia el nacimiento.
Arte contemporáneo español de la Fundación y colección António Prates. Catálogo. May’ 08
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